
UNIDAD
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INDICADOR DE LOGRO
VALORES A TRABAJAR
Uso responsable de las redes sociales.
3.3 Hace uso responsable de las redes sociales, siendo precavido con los diferentes riesgos que estas representan.
Prudencia, libertad, objetividad y templanza.
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DEFINICIÓN DE VALORES
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PRUDENCIA: “La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo”. (Teología Moral, s.f.)
La virtud de la prudencia es la que facilita una reflexión adecuada antes de enjuiciar cada situación y, en consecuencia, tomar una decisión acertada de acuerdo con criterios rectos y verdaderos.
“La virtud de la prudencia «es cognoscitiva e imperativa. Aprehende la realidad para luego, a su vez "ordenar" el querer y el obrar”.(Isaacs, 2003)
La prudencia supone siempre la detención para analizar lo que sucede, las alternativas disponibles frente a una elección crucial, y por tanto permitirse tranquilamente evaluar los efectos antes de tomar una decisión. La prudencia supone echar una mirada consciente sobre todas las opciones, tomarse el tiempo para elegir la mejor y en ese momento es cuando se debe actuar. (Ucha, Definición de prudencia, 2011)
Dominar los impulsos es sin dudas un trabajo difícil de realizar, pero es el camino que desemboca en la prudencia. (Ucha, Definición de prudencia, 2011)
La prudencia permite actuar de la forma más adecuada posible, pues orienta a la propia persona a pensar antes de decir o actuar. Se buscar respetar al prójimo, pues también son personas que merecen que se les trate como tal. Con la prudencia se aprende a tomar cautela en las conversaciones que se tiene a diario. Hay conversaciones donde los estudiantes o hijos no pueden intervenir y esto queda solo como aprendizaje a no interferir en discusiones de otros.
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Video sugerido para la prudencia:
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LIBERTAD: es el poder radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas. Por el libre arbitrio cada uno dispone de sí mismo. La libertad es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra bienaventuranza. (Catecismo de la Iglesia Católica, s.f.)
La libertad hace al hombre responsable de sus actos en la medida en que estos son voluntarios. Se es libre de elegir, de hacer lo que la persona quiera, pero no se debe olvidar el acto de responsabilidad. Pues cuando se hace el mal hay consecuencias y se debe responder, puesto que el hombre ha actuado libremente.
La libertad humana no se identifica con la libertad de pensamiento o con la libertad física, sino con la libertad de la voluntad -o libre voluntad- por la que gobernamos nuestras propias acciones. Un acto humano es un acto libre. (Williams, El Valor de la Libertad y los Valores, s.f.)
La libertad humana incluye la libertad moral. En virtud de ella existen el bien y el mal, la virtud y el vicio. Un gesto de bondad para con tu hermano pequeño tiene valor y mérito porque es un acto. ( (Williams, El Valor de la Libertad y los Valores, s.f.)
Video sugerido para la libertad:
OBJETIVIDAD: “La objetividad es el valor de ver el mundo como es y no como queremos que sea”. (Novelo, s.f.)
Se debe enseñar a los jóvenes a ser objetivos, actuar tal como se deba. Creer en las realidades y no en las falsedades, dedicarse a completar cada objetivo que se propongan. Deben ser capaces de verificar cuando algo no va con sus principios y valores que pueda conllevar a la ruina del hombre.
Ser objetivo es un reto importante, porque exige de nosotros ver los problemas y las situaciones con un enfoque que equilibre adecuadamente emoción y razonamiento. Esto por supuesto es complicado cuando las conclusiones se basan más en los sentimientos. Por ello el valor de la objetividad es tan importante, porque nos permite dar su justo peso a los acontecimientos y obrar de una forma coherente. (Novelo, s.f.)
Por tanto, la objetividad me permitirá, por ejemplo: hacer un uso correcto de las redes sociales, puesto que me indicará el por qué yo hago uso de esa red social, o cuál es el objetivo esencial para poder hacer uso de la misma.
La objetividad nos permite tomar decisiones más eficientes, mejora nuestras relaciones humanas, tiene un impacto positivo en la familia. La objetividad nos permite ser más justos con quienes nos rodean y siempre nos abre las puertas.
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TEMPLANZA: es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. La persona moderada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana discreción y no se deja arrastrar “para seguir la pasión de su corazón”. (Vaticano, s.f.)
Las virtudes humanas adquiridas mediante la educación, mediante actos deliberados, y una perseverancia, mantenida siempre en el esfuerzo, son purificadas y elevadas por la gracia divina. Con la ayuda de Dios forjan el carácter y dan soltura en la práctica del bien. El hombre virtuoso es feliz al practicarlas.
Por ejemplo: todo lo que se pueda publicar en las redes sociales, debe tener un pleno consentimiento tanto de la persona que desea publicar, como el que aparecerá en una imagen que será publicada, si no sería violación a la privacidad de todos. La templanza me ayuda a que mi voluntad actué de manera correcta y me pone en el plano de pensar la mejor decisión para no dañar a los demás antes una publicación en las redes sociales.
Nos conduce a evitar toda clase de excesos ya sea en la comida, en la bebida, en el tabaco, en los medicamentos, en nuestras reacciones ante las contrariedades, en la sexualidad o aún en el descanso. Este dominio de sí interior se reflejará en nuestra reacción ante los embates de la vida y en el uso y posesión de las cosas con calma y serenidad. Nos lleva a prescindir de lo innecesario.
Todo lo que está dentro de límites se serena, transmite seguridad. Un jardín cercado es uno de los lugares más tranquilos y descansado en el mundo. De igual modo, si el alma del hombre se conserva dentro de ciertos límites, adquiere seguridad de saber qué es lo que puede y lo que no y cuál es el lugar que realmente le pertenece. La templanza nos lleva a permanecer sin alterarnos ante las rigurosidades del clima, del frío, del calor, de la sed, hasta del hambre. (Harriet de Olivero, La templanza y la fortaleza)
Videos sugeridos para reforzar la templanza:
ACTIVIDAD DIDÁCTICA
Lectura: Marcos y la caja negra (Ver anexo)
VALORACIÓN / REFLEXIÓN
¿Por qué es importante ser prudente?
¿Qué entiendo por libertad?
¿Soy completamente libre?
¿Pongo en práctica la objetividad ante las diversas situaciones de la vida diaria?
¿Qué me permite la práctica de la templanza?
¿Cuáles son los excesos más comunes en mi vida?
¿Hago uso responsable de las redes sociales?
¿Respeto la dignidad de otras personas cuando hago uso de las redes sociales
COMPROMISO
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Ser prudente a la hora de actuar.
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Respetar cuando las personas estén reunidas, sin interferir en pláticas.
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Promover la libertad.
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Ser más objetivo al momento de decidir.
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Evitar los excesos que me hacen daño.
HABILIDADES SOCIALES
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Detenerme, pensar y luego expresarme.
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Respetar las conversaciones de los demás.
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No violentar la libertad de las personas.
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Ser responsable en el uso de mi libertad.
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Obtener lo justo.
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Saber discernir
EVALUACIÓN
Ponderar la actitud y compromiso de los estudiantes.
ANEXO
Lectura: Marcos y la caja negra
Propósito: Que los estudiantes puedan reconocer el valor de la prudencia.
Marcos jugaba en el patio de su casa habitualmente solo porque se aburría jugando con los niños del resto del vecindario. A él le gustaba jugar a investigar. Encontrar objetos sin dueño, descubrir quién cogía las manzanas del árbol, por qué faltaban las zapatillas de Luchi (la vecina) o quien había cogido los bolis brillantes del estuche de Julia.
Para ello en ocasiones llegaba a mirar en las mochilas de los demás, a asomarse a la ventana y observar a los vecinos. Pensaba que todo se podía hacer siendo un detective.
En invierno llevaba siempre puesta su gabardina favorita y en verano un sombrero y gafas de sol. Le gustaba copiar la imagen de los detectives que veía en la televisión.
Un buen día estaba caminando rastreando el suelo, sin encontrar más detalles que la suciedad propia de las calles, cuando detrás de una tubería encontró una caja. Era negra de cartón y no tenía ninguna etiqueta. ¡Guau, qué ilusión! Se sentó con rapidez en un banco y justo cuando iba a abrirla oyó un ruido: ras ras, ras ras…
Asustado, tiró la caja al suelo. ¿Qué podía ser eso? Pensó Marcos. ¿Una bomba? No, no podía ser. ¿Un teléfono? No, tampoco. La caja no pesaba tanto.
Marcos decidió que no debía abrir la caja sin tomar ciertas precauciones. Así que se la colocó debajo del brazo para esconderla y decidió llevársela a su habitación.
Entró con ella por la puerta y en seguida su madre le preguntó:
- Hola hijo ¿Qué tal lo has pasado jugando en la calle? ¿Has resuelto hoy algún misterio?
- Hola mamá. Me lo he pasado bien. Hoy no he encontrado nada. Voy a la habitación a quitarme este abrigo que tengo mucho calor.
Subió a las carreras y abrió el armario para dejar la caja y de repente se oyó el ruido nuevamente: ras, ras, ras.
¡Qué susto! ¿Y si dentro había una serpiente? Le empezaban a temblar las piernas y los dedos pequeños de los pies. Abrió la puerta del armario y guardó la caja debajo de sus camisetas de verano. Pensaría un buen plan de investigador y la abriría esta tarde.
Cuando fue a la cocina para comer su madre le dijo:
- Marcos, algo estás tramando que te conozco. ¿Sabes que la curiosidad te puede traer problemas?
- ¡No soy un curioso! ¡Soy un investigador! – Gritó enfadado nuestro amigo-.
Cuando acabó de comer le brillaron los ojos. Tenía una idea. Metería la caja en la bañera e introduciría la mano para coger rápido lo que hubiera dentro. Así que cogió la caja del armario y la llevó a la bañera. Antes de abrirla sintió un cosquilleo que le recorrió el cuerpo. Movió bien los dedos de la mano derecha para que se despertaran y fueran rápidos, abrió la caja poquito a poquito y cuando metió la mano.
- ¡Ahhh! – Gritó con todas sus fuerzas Marcos.
La mamá de Marcos vino corriendo:
- ¿Qué te ha pasado? No si ya sabía yo….
- ¡Me pica mucho la mano! – Marcos señaló la caja con la mirada y su madre descubrió la tapa deprisa.
- ¡¡¡Es una pulga!!! – la mamá cerró inmediatamente la caja. – Hijo, debes ser más precavido. Es muy peligroso ser tan curioso sin precaución. Espero que hayas aprendido la lección. (García, Marcos y la caja negra, 2017)